viernes, 21 de agosto de 2015

Brillante estreno de Moros Tuareg

Brillante estreno de Moros Tuareg

La comparsa arropa a Diego Maciá con un vistoso boato en la primera Capitanía
El acompañamiento giró en torno a la cultura, costumbres y usos sociales del pueblo bereber del Sáhara
GASPAR MACIÀ | ELCHE
11 agosto 2015
Había expectación por ver el estreno en la Capitanía de Moros Tuareg, y en especial el boato preparado para arropar a su máximo cargo, el capitán Diego Maciá Rodríguez. Y el espectáculo presentado ayer tarde por la comparsa estuvo a la altura de ese interés. Resultó original y fue escenificado con vistosidad por el medio millar de participantes. Todos ellos -menos los músicos- comparsistas, familiares y amigos que colaboraron para darle mayor realce. Los estandartes, escudos, adornos y demás elementos que utilizaron en el desfile también fueron confeccionados por la comparsa.

Un boato «sencillo y que no compite con nadie», pero hecho «con muchas ganas e ilusión» y con recursos propios, según destacaron desde la comparsa momentos antes de mostrarlo a un público que volvió a abarrotar el itinerario y que premió con sus aplausos a los participantes. La comparsa repartió folletos explicativos entre los espectadores para seguir mejor su desarrollo.

Embajadas más pobladas de festeros y con lluvia
Como ya sucedió con el boato del Capitán Cristiano que giró en torno a los caballeros templarios que dan nombre de la comparsa, los Moros Tuareg eligieron como tema del boato las costumbres, cultura, historia y ritos de este pueblo bereber del Sáhara.

El boato estuvo separado en dos partes, como también lo están los trabajos, labores y hechos cotidianos de los tuareg. La primera estaba dedicada a las mujeres, que tienen un papel determinante en esa sociedad nómada. Tras la carroza de la Abanderada de la Asociación, Mari Salinas, y su filá especial, llegó el escudo de la comparsa, dos escoltas en camello y el estandarte a caballo, una colla de dolçaina, banderas de las tribus, un grupo de percusión y baile y palanquines con las palmeras del oasis y los oficios femeninos. Seguía el ballet de los niños -que quedaban al cuidado de las mujeres en el oasis-, el cabo batidor y las filás especiales femeninas Yarazeth, Vickys y Al-Mohades, acompañadas por la Banda de Música de Rojales.

A continuación, tras nuevos estandartes, un cortejo femenino en tres camellos con montura doble, otra filá especial de mujeres y la carroza de la Tárguia Tuareg, que desde su jaima imparte justicia, asesora y cuida el campamento en las frecuentes ausencias de los hombres por el desierto. Un cargo que desempeña Manuela Martínez Torres, esposa del Capitán, que por este motivo no desfiló junto a su esposo. Cerraba esta primera parte la Banda Ruperto Chapí de Villena, y el batallón tuareg con filas de hombres y de mujeres, como transición a la segunda fase.

Una segunda parte del boato dedicado a los hombres nómadas del desierto y sus trabajos. El cuidado de la ganadería y la dureza de atravesar el temible Téneré para llegar a las salinas de Bilma; el retorno de la Caravana de la Sal con su preciada carga, escoltada por los jóvenes guerreros Ileyan. Finalmente el cortejo del estrato social más elevado, donde sólo los nobles Imayeghan con sus ropajes negros tienen presencia. El culto religioso por parte de los Ineslemen que asesoran al capitán, líder estratégico y religioso de las tribus tuareg que desde el Templo de Arena de D'jenne contempla sus dominios.

Todo ello escenificado, con un palanquín de niños y una jaima de oficios masculinos, y una colla de dolçaina. Seguían un rebaño de animales, dos escoltas a camello, la caravana con otros tres y otro par de guardianes de la preciada mercancía. Otro grupo de dolçaina, el cabo baitor y las filás especiales masculinas Kel-Adrar y Mercenaris, con otra banda de música.

Tras las cruces tuareg, el minarete de la oración y el imán en lo alto, con tres porteadores, y un carro con la oración. A continuación, el ballet Dromedarios y la guardia personal del capitán, con tres jinetes a caballo. Venía después el pebetero de incienso, y el camello enjaezado del capitán, que cerraba el cortejo en su carroza acompañado de su guardia (entre ellos el concejal de Fiestas, José Pérez). La banda La Amistad del Palamó (Villafranqueza) puso el punto final al boato.

A continuación desfilaron las otras comparsas moras, acompañadas por las respectivas bandas.


(NOTICIA Y FOTOS PUBLICADAS POR EL DIARIO LA VERDAD)

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